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ME MUDÉ
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Proximidades fugaces

que no entienden de razones
ni preguntan el por qué.

Quería escribirte,
dibujarte sobre mi papel
entre mis letras
con mis manos.

Pero hace tiempo que no encuentro las palabras,
para decirte NADA.

Y es que hay tanto que hablar
que a veces prefiero quedarme en silencio,
mirándote.

Así, a lo mejor
las cosas se digan solas
y a nosotros sólo nos queden los ecos
de las voces
volviéndose piel.

¿Será lo efímero el detalle,
o el temor al riesgo
nuestro error?

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.Vacío, una inmensidad

Esa historia que nunca empecé y que todavía no logro terminar, parece haberse vuelto una característica propia y sucede ya con normalidad.

Me preocupa no encontrarme, llorar por las noches, evitar el desayuno, no prestarle atención al tiempo, saberlo y seguir igual. He dejado de extrañar la ruta, de desear el sol.. no vivo, sobrevivo.

Transito sin caminar, me dirijo a ningún lugar. Creo que ya no espero nada de nadie y por eso olvido sentir. Haciendo que me duela menos lo innecesario, paseo inerte como en un río sin cauce.

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Láminas opacas
ocultan gajos de piel que caen
cortes superficiales

sin embargo duelen

estoy cansada de ser siempre eso
que sólo yo soy

me habré ido
antes del recuerdo

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Dejaste caer una a una mis manos, inmóviles

indefensa

yo no te llamé

Absorbiste mis no me importa
y te quedaste con todos mis no quiero

es que había alcanzado por fin la libertad

me esforcé tanto en evitarlo,
pero no hubo timidez que te detenga
ni distancias que te alejen

y ahora susurro tu nombre

(sin querer)

I




Las voces elevan el cuerpo
que sube al árbol
FUERZA
impulso, energía

una piel áspera se impone en calma
y el sol se enreda en sus ramas
como mi pierna
que busca el equilibrio,
la precisión

desde arriba, la utopía es real

soy sólo cuerpo

sostenido por voces,
que cantan

II



Extremidades que investigan
los pliegues de la figura
atravesándola
invadiendo su más alta
virginidad

minutos de corteza inmóvil
y una coreografía espontánea
que impacta las pupilas
de nosotros,
los que cantamos

.

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Me duele

nunca fue tan difícil sostener la máscara

disimulo

sobrevivo

me adapto a tu ausencia

y cuando creo haber encontrado el equilibrio

la estabilidad

cuando logro conformarme con la quietud

otra vez vos

vos y mi risa

nuestra conexión

tu mirada

y esa mano que ya no quiero volver a soltar jamás

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Puntitos, puntitos, puntitos

Como si un globo lleno de aire, vacío
estuviera a punto de estallar en mi.
Las cosas podrían ser tan simples
igual que lavarse la cara con agua fría
en un insolente amanecer.
Quiero desgarrar tu pecho y volver a deshojar
margaritas en la ventana.
¡Qué idiotas me resultan los silencios!
Las calesitas ya no nos corresponden
y los acertijos nunca me salieron bien.

De todas formas fuiste útil por lo menos,
para estas palabras.

La luz recorre figuras,
construye miradas, devela misterios.
Escucho el silencio de los árboles,
alojo pájaros en mi pelo.
Un ala descubre mi pecho
y lo habita, impúdica.
Hay calma, serenidad, ausencia
y un retorno inesperado
de cosas maravillosas.

Volver a sentir distinto.

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Hay un tajo interminable
desde tus ojos hasta mi pecho.

No conocí tu sabor
y sin embargo supe de duraznos.
Nunca me sentiste
y no quiero volver a hacerlo jamás.

Ni que te nombre.

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Los bigotes de mis dudas ya no enroscan mariposas

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Cuando creo que realmente,
todo lo de encontrar fue ya encontrado
asisto distraida al desfile de azules ellos,
tan próximos y tangibles.

Ellos tan todo
y vos ya tan nada

DESPAMPANANTE

Los días, cada día, me sorprenden más.

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Ahora que dejé de navegarte en mis noches de insomnio,
ya no escribo tu olor ni sudo tu indiferencia.
Creo que he vuelto a sentir el viento chocar contra la persiana
mientras las aletas del ventilador producen ese chirriar constante
de aire viciado, de sábanas humedas y almohadas vacías.
Mi mejilla se quedó pegada al colchón que nunca tocaste,
por miedo quizás, temor a no saber cómo despegarte de él,
o de mi, luego.


Ahora que soy conciente de mi inconciencia, lo disfruto.
Disfrutarte habría sido un exceso.
Que me disfrutes, lo sé.

Cuando me veas sonreír,
sabrás que alguna vez fui tuya.























































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Ojos de nylon
VERDE

que sólo exploran mundos conocidos
grandes elefantes sin cinturón

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Circulos humeantes que derraman
incertidumbre.
Parámetros desfigurados
por el eco de mi voz.
La masa se deglute
inconstante,
somníferos me sobreviven.

Estoy lejos

aunque me encuentres hoy frente a tus ojos.

Entendí
de mis locuras,
de personas muertas
y ríos vacíos.

Supe que nunca
iba a ser suficiente.
Te escuché y
a lo mejor,
no vuelva a hacerlo.

Ya me nombro distinto
y guardo tu recuerdo,
irrelevante
de coches y tambores.

Bajo una luna de lluvia
accidentados besos
lejanos, impacientes.

Fue mi suavidad innecesaria
y nuestro olvido imperdonable

Aún persiste aquel anhelo de regresarte.

Cuando no sabés cómo empezar es porque no tenés qué escribir. O no tenés que escribir, porque no sabés cómo empezar.

Si, tenés que escribir igual.

Hay días, en los que creo que dejo de ser yo y en los que realmente soy quien soy (o sea yo, claro). Y me siento como sentada en el fondo, allá donde si te sentas no te ven. Lo que pasa es que no quiero que me vean. Bueno, sólo porque en realidad no quiero verlos. Pienso en ayer, en hoy y más que nada en mañana.

Ya no pienso en vos.
(eso me asusta digo, me gusta)

Hay un tiempo para todo, todo lleva su tiempo. Y cuando no esperás nada, sólo tiempo, ahí aparece. El único problema es que la solución es otro problema y hay problemas que no tienen solución. De todas formas me preocupa..

ya no tus problemas, ahora mis soluciones.