No puedo no mirar atrás, no llenarme de nostalgia cada vez que las luces giran. Querer, sentir, desear, ya no sé cómo, mirar, hablar. Cosas dichas, cosas hechas; que no van a cambiar, que no se pueden ir.
Olvidé los abrazos, los besos en un cajón. Y se tapan de pequeñas matas de polvo, de telarañas frías, robustas, opacas, que los enroscan, los sofocan, los aprietan, y así se quedan, quietos, inmóviles, guardados, escondidos, olvidados.
Debo haber sido brisa, si, leve... NADA, no soy nada. Una extraña en un rincón, que se desconoce y corre, lejos. Ahora, llora rocío que oxida la piel, de tanta sal, de tanto mar.
No es lo que iba a ser. Pero, ¿y lo que fue?
¿Será que todavía no pude decirte adiós?
MAILEEEEEEEEEEEEEEEEEN!
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